martes, 19 de octubre de 2010

Mandalas





Según Carl Jung, Mandala se refiere a un “circulo mágico” (El secreto de la flor de oro) el cual esta presente como uno de los arquetipos mas importantes de la humanidad.

En un análisis mas profundo, el mandala representa la experiencia humana, el ciclo natural y el orden del universo. Cada estructura de este universo es un mandala y manifiesta dentro de si el movimiento de fuerzas polares definidas por un centro que confiere a la estructura el equilibrio y la armonía.  

Los hindúes consideran al mandala o yantra como esquemas sagrados del universo y son ampliamente utilizados para la meditación y la arquitectura “cada templo es un mandala y cada templo representa dentro de si al universo y su centro”. En China se utilizan principalmente para generar prosperidad y abundancia replicando con ellos el flujo natural de las energías. Los indios  Navajos celebras hasta el día de hoy sus rituales bajo mandalas que simbolizan altares sagrados que entregan bendiciones y protección. La Cabala y sus principios de la naturaleza considera  círculos o sefirots que expresan la revelación del conocimiento divino para el hombre y las runas nórdicas representan a través de símbolos la búsqueda de la armonía de lo interno y externo.    
                                                                                                                        
En un sentido psicológico, el mandala representa la totalidad de la mente y sus fuerzas opuestas concientes e inconcientes.   A través del trabajo de los mandalas se puede obtener importante información acerca de nuestra organización  mental y sus procesos internos. Cada mandala permite en si lograr integrar la fragmentación mental con la cual configuramos nuestra mente unificándola y reconectándola con nuestro centro esencial.

Cada mandala es en si un viaje interno que muestra distintas áreas de nuestro ser. Desde una perspectiva lúdica y creativa,  el mandala es una meditación activa que estimula el autoconocimiento y la autoexpresión a través de sus sorprendentes resultados. Su centro mágico y sus figuras concéntricas favorecen notablemente tanto la concentración como el ordenamiento mental.

La paciencia y la constancia son cualidades fundamentales en la construcción de un mandala  por lo cual un trabajo continuo y minucioso asegura un desarrollo progresivo de estas capacidades.   

A medida que avanza el trabajo y la meditación  con los mandalas se va despertando gradualmente la intuición, activando con ello nuestra capacidad innata de autosanación. El despertar espiritual de la fe  y la expansión de la conciencia son los efectos naturales de una mente integra y saludable, expresándose a si misma como una experiencia muchas veces desconocida pero sorprendentemente agradable y relajante.  

Cada  color, detalle y trazo representa importantes elementos que vale la pena considerar a la hora de interpretar un mandala.   La forma en que se dibuja un mandala tiene una representación determinada, cuando se comienza a dibujar desde afuera hacia adentro es muy probable que exista una necesidad de conocimiento y una búsqueda del propio centro interior. Y  cuando se dibuja desde adentro hacia fuera se manifiesta una necesidad de exteriorización de emociones en quien dibuja. 

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